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Ética
 
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La Ética es la disciplina -parte de la Filosofía- que se ocupa de establecer el comportamiento correcto desde un punto de vista personal y social. La ética se ocupa tanto de los principios generales del comportamiento -como la regla de oro "haz a los demás lo que desearías que te hicieran a ti"-, de los valores y su jerarquización -libertad, bien, belleza, solidaridad, etc.-, y de la resolución de casos prácticos conforme a los principios éticos.

La Ética es al comportamiento social lo que la Medicina es al cuidado del cuerpo y la Psicología a la salud de la mente. La ética se orienta específicamente al bienestar de la persona en la convivencia con otras personas y se ayuda para ello de los hallazgos de la Filosofía, la Etología y la Psicología.

A pesar de sus bases científicas, la Ética personal y social es siempre una opción, que se concreta en unos principios y una jerarquía de valores. Las posiciones ante la ética son muy diversas. Sin embargo, incluso los nihilistas -los que no reconocen principios éticos- tienen valores -la prioridad de la libertad individual sin freno alguno- y, por tanto, una ética. En realidad, las posiciones éticas van en un largo continuo que va desde asignar el máximo valor a factores externos a la persona -la raza, el partido político, la comunidad profesional, la empresa, etc.- hasta la consideración solo de los factores intrínsecos -narcisismo y solipismo-.

La psicología moderna enseña que es una falsa dicotomía, en la medida en que el desarrollo social sano requiere de la felicidad -la que es posible- del individuo, y el desarrollo personal requiere de la satisfacción de necesidades sociales como la pertenencia o el sentido de contribución a un bien común.

En este sentido, desde el punto de vista personal, es necesario buscar la sinergia entre el bien propio y el de los demás, sin descuidar ni uno ni otro; y, desde el punto de vista colectivo, no se puede pretender el bien común a costa de las personas individuales.

Esto lógicamente empieza por la cuidadosa consideración de los puntos de vista y necesidades propios y ajenos. Comprender, comprendernos y ser comprendidos es un prerrequisito de la acción ética.

Como veremos después, es obvio que todo esto no siempre es posible y que a veces hay que tomar decisiones dolorosas y se cometen graves errores.

Cada profesión prioriza unos valores, y las instituciones que las representan elaboran cartas de valores apropiadas para sus miembros, denominados códigos deontológicos o de buenas prácticas. Existen tanto a nivel nacional como mundial y su establecimiento es una de las tareas importantes de las organizaciones de profesionales e instituciones profesionales. Es importante que tú, como estudiante y futuro trabajador, te familiarices con el código deontológico de tu profesión. Te informarán sobre ellos en tu colegio o asociación profesional.

No es posible una reflexión ética que no considere la realidad de la limitación humana. La voluntad de comportamiento ético -de portarse bien- y vivir dignamente se enfrenta continuamente a la presión de los acontecimientos externos y a las respuestas y procesos internos de la persona. Por ello, una parte importante del comportamiento ético supone la reflexión sobre las propias limitaciones y las de los demás, la competencia para enfrentarnos con la menor angustia posible a esa realidad de limitación, y el desarrollo de nuestra capacidad de perdonar, ser perdonados y perdonarnos. Apertura, prudencia y perdón en la relación con nosotros mismos y con los demás son tres pilares éticos complementarios que surgen de una equilibrada consideración de la naturaleza humana y la relación social.


© Alfin EEES, 2019 Responsable: María Pinto - UGR MEC